La luz lastima mis ojos y el calor comienza a sentirse molesto en mi
piel. Por más que lo intento no logro permanecer cómodo en la cama (si
es que así se le puede llamar). Abro los ojos y los tallo con mis manos
tratando de despejarme un poco. Observo a mi alrededor y sólo veo el
desastre de la noche anterior. Todos los demás aún duermen.
Con
mucho cuidado tomo la cabeza de Mariana con una mano, para sacar mi
brazo de debajo. Lo logro sin despertarla.
Me leavanto y, aún en
boxers, camino a la cocina, cuidando mis pasos para no pisar a alguno de
los que duermen perdidamente en el piso.
Ya en la cocina lleno
una jarra con agua del grifo y la pongo a calentar para prepararme un
café. Salgo de la cocina y me dirijo a la mesa de centro de la sala,
tomo un cigarro, inútilmente busco un encendedor, y finalmente decido
regresar a la cocina a encenderlo con la llama de la estufa. Lo enciendo
e inspiro hondo mi desayuno de nicotina, y conforme el cigarro se va
consumiento en mis labios, observo con detenimiento el departamento en
que estoy. Y me pregunto ¿Cómo llegué hasta aquí?
martes, junio 08, 2010
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