
Iba con Cecilia platicando de rock, mentí que había ido al concierto de Caifanes, ese legendario en la Venustiano Carranza donde todos se volvieron locos y quemaron camiones. Le conté que que tenía el cd de Maldita Vecindad y que en Meave compraba mis playeraa merol (cuando en realidad sólo había comprado una, de Aerosmith)
Con la cara desfigurada de la emoción, me preguntó si me gustaba la de Maldito Duende, volví a mentir y le dije que sí. Tal fue el impacto que provocó en mi verla tan emocionada con esa rola, que dicidí investigar de qué se trataba.
Un par de años atrás, antes de convencer con berriches a mi Mamá de que rentara Multivisión, el canal 7 pasaba videos, ubico perfecto el de Lemon de U2 (que desde entonces me caía gordo), uno de Elton John con una vieja (dont break my heart, creo, y me gustaba, chale) y por supuesto los videos que cambiaron mi vida para siempre: Crazy y Crying de Aerosmith (verlos, era para mi una experiencia sexual, me cae)
Este par de eventos, fueron los que en realidad me acercaron al mundo del rock.

Volviendo al año 96, con Cecilia, fue que inicié oficialmente mi vida en el rock.

Un día, Marilyn Manson llegó. Me pareció lo más cool del mundo (cuando esta palabra no estaba tan prostituida), lo más original, lo más chingón que había visto en mi corta vida. Golpear mi cabeza contra las rejillas del Palacio de los Deportes en su concierto me parecía el acto más increíble, transgresor y rebelde que podía hacer contra la cultura (weird) y alzar mi mano con los dedos merol ante la bandera gringa con el logo de Manson fue sin duda el extasis de mi sentido de pertenencia.
Descubrí también, que ser rockero (o al menos perecerlo) era atractivo para las niñas. Me di el lujo de batear un par, de andar con un par de darketas locas, de andar con fresas y ser popular por el "contraste", vamos, hasta de sentirme protagonista de un videoclip por "fajar" a ritmo de alguna rola rocker.
Pelo largo y luego uñas negras. El dark había llegado. Trabajar en un puesto de cómics me hizo


De ahí, hasta la universidad seguía creyendo que lo mío era lo gótico, mi máxima experiencia
Quizá el shok social que pasé al irme de CCH y entrar a la UDEC, me ayudó a volver al rock, bandas nuevas en esos ayeres como Godsmak, Limp Bizkit y Linkin Park me regresaban primero al Merol (Nu merol ya), y luego más adelante, entrando al 2mil Los Strokes, Queens of the Stone Edge y Audioslave me aterrizaron casi 6 años más tarde al mundo alternativo rockerón una vez más.
Hoy, a 12 años de esa charla con Cecilia, a 14 años de mis chaquetas mentales con Crazy y Crying y a casi 5 años de no volver a pintarme más las uñas de negro, vuelvo a estar en mi escencia musicalmente hablando. El Queto del 96 ha vuelto, corregido y aumentado, renovado. Ahora tengo una nueva conexión con ese Queto que bailaba en círculos en las fiestas abrazado de la banda (hugo, aline, gaby y hasta Iván) a ritmo de Beck y de The Cure.

No sé que venga después, no sé con qué nos sorprenda el rock en el futuro, pero de lo que sí estoy seguro, es que sea lo que venga, viene con más luz que nunca.
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